
Pero mi informe clínico data de mucho antes. La historia es más o menos así:
Érase una vez un pequeño niño que cursaba los primeros años de enseñanza básica en un colegio céntrico de la capital. Su vida transcurría dentro de los parámetros tradicionales de un infante; mucho fútbol, buenas calificaciones y de vez en cuando algunas peleas, pero un día algo cambió. Todos comenzaron a hablar de un tema particular, un fenómeno extraño al


Fueron varios años sin ser fanático de serie alguna, claro está que veía televisión pero de manera esporádica, pero mi libertad fue nuevamente vulnerada con la explosiva y numerosa aparición de series y sitcom norteamericanas. Recuerdo que ya hace cerca de cinco años entró en escena “Lost”, serie que causó furor en nuestro país. La seguí devotamente. Cuando pensé que ninguna podría superarla, aparece “Prison Break” y me desligué de la historia de los perdidos en la isla para adentrarme en el mundo de los fugitivos.

De ahí descubrí “Two and a half men”, sitcom que muestra las peripecias del vividor Charlie Harper, con sus capítulos donde el alcohol, el juego y las mujeres son el condimento perfecto para desencadenar las más graciosas situaciones.
Ahora el por qué del comentario, han dejado de dar tales series en la televisión abierta y la tv pagada está claramente fuera del alcance de un estudiante universitario. Podría bajar los capítulos de Internet como hace la mayoría, pero tengo el gran problema de poseer un computador que está en los descuentos de su vida útil, sería una tarea titánica descargar cada episodio.

Ah, otra adicción que lleva muchos más años es el fútbol, pero eso está en otro nivel, sobrepasa cualquier cosa.