miércoles, 2 de septiembre de 2009

Subámonos al carro de la victoria.

La alegría ya viene. Sí, y mucho antes de lo que creen. Esta vez no tiene nada que ver con política, por el contrario, ahora viene de la mano, mejor dicho de los pies, de once gladiadores (esa frase no recuerdo de quién es, pero para el caso da lo mismo). Con nuestra selección a un paso de inscribirse entre las privilegiadas que jugarán en el próximo mundial de fútbol, nadie queda ajeno a tal fenómeno.

Después de terribles campañas en las dos eliminatorias pasadas, Chile se encuentra muy cerca de sacar los pasajes a Sudáfrica, por lo mismo, se vive un ambiente de triunfalismo en las calles.
Desde el más fanático, el eterno pesimista, la polola del futbolero (sí, aún quedan algunas que desconocen lo que significa una tarjeta amarilla, pero para su beneplácito, son las menos), el acostumbrado a desempolvar la calculadora para ver resultados que nos puedan ayudar, el que solo acompaña para tomar una cerveza y hasta el más cabalero, ya sueñan con nuestro equipo en tierras africanas.

Estamos todos locos

Marcelo Bielsa, criticado por muchos a su llegada, se ha transformado en verdadero icono popular. Invitado a innumerables charlas, imitado en comerciales, a estas alturas es un verdadero gurú espiritual para algunos. Los más locos (a propósito del apodo del estratega nacional) lo quieren de presidente, piden su canonización, clonarlo, ultrajarlo, de animador de televisión por su ritmo y dinamismo, en fin, da para todo y tal punto evidencia un trabajo muy serio del trasandino acorde a resultados históricos para nuestro balompié. Ahora hasta simpático y entretenido nos parece.

Chiste repetido pero efectivo

El sábado veremos las típicas notas previas a los partidos de la Roja, comenzando por los hinchas que sueñan con un autógrafo de sus ídolos en los alrededores de Juan Pinto Durán, luego advertiremos cómo viven la previa las familias de los seleccionados, cuando se acerque el encuentro notaremos a esos hinchas que llegan nueve horas antes de que se abran las puertas del Estadio Monumental, luego nos deleitarán con los fanáticos venezolanos que sueñan con triunfo de la Vinotinto. Lo que viene después es de antología, la infaltable nota a las carnicerías, cuyos dueños dirán que las ventas aumentan más de un 60% cuando juega nuestro equipo, posteriormente veremos el ambiente en calles y restoranes, un breve paso por regiones y por último, el trayecto del bus que lleva a nuestros jugadores.

Debo reconocer que a pesar de saber de memoria el itinerario de los canales de televisión, soy uno de los que no puede perderse esas mismas notas, creo que le dan todo el condimento necesario para que sea una verdadera fiesta, quizás más grande que la posterior, cuando estemos celebrando un nuevo triunfo de Chile.

PD: Antes de que nuestra selección viajara a España para disputar el mundial de 1982, el entonces entrenador de la Roja, el difunto Luis Santibáñez, buscó cierta venganza contra sus opositores y acuñó la célebre frase “ahora todos se suben al carro de la victoria”, el resultado fue paupérrimo, Chile perdió todos los partidos en ese mundial.

El llamado es para que ahora todos nos subamos juntos al mismo carro y así todos celebrar y sufrir a la par con nuestra selección.
Vamos Chile que ganamos como sea.



viernes, 14 de agosto de 2009

TWITTEANDO POLÍTICA



Aunque parezca raro, el periodo para comenzar a llenar cada rincón de nuestro país con afiches, volantes, murales y cuanta elemento pueda existir con las mejores sonrisas de cada candidato, está aún muy lejano. Según el SERVEL (servicio electoral) el plazo legal comienza el 13 de noviembre. Entonces, qué pasa en la actualidad, es mi idea o los futuros representantes del poder legislativo, además del futuro presidente de nuestro país (sea quién sea) están pasando a llevar dicha ley. Puede sonar una frase cliché, pero sin duda es difícil creer en la clase política chilena, si ni siquiera son capaces de respetar tal ordenanza.

Aunque suene inverosímil, los políticos se han renovado. Evidentemente siguen siendo las mismas caras conocidas, la novedad apunta a la forma de hacer campaña. Ahora las ideas y propuestas parecen ser elementos ínfimos, lo que pesa en la actualidad es la inmediatez. Parecen haber quedado atrás los discursos cargados de pasión e ideales, para dar lugar a herramientas como facebook, flickr, youtube, podcast, blogs y twitter.

Los políticos encontraron en twitter un nuevo “chiche” para evidenciar las debilidades del adversario, claro, se hace únicamente con fines poco prácticos para quienes están interesados en oír propuestas, pero muy efectistas para los amantes de las polémicas.

Parece que la popularidad de los candidatos se mide según cuantos amigos tiene en facebook o seguidores en twitter, y al parecer, nos conformamos con saber en qué lugar se presentará hoy nuestro candidato y no les exigimos más.

Somos nosotros, los usuarios de tales herramientas, los que tenemos el poder para cambiar tal escenario, debemos ser actores con opinión, demostrando que queremos subir el nivel del debate, señalando que la democracia se construye en el día a día y no únicamente cuando nos presentamos a sufragar.

Hasta el momento lo que recuerdo de la campaña presidencial es la acusación al candidato Frei por un indulto bajo su mandato, del candidato Piñera, que fue acusado por huir de la justicia por irregularidades en el Banco de Talca, de Ominami que ataca a quién se le cruce, especialmente al candidato de la Concertación, además de sus pintorescos mensajes en youtube. Los otros tres candidatos no son muy mediáticos y no tienen mucha tribuna, bueno, ese es el manejo histórico de nuestros medios de comunicación.

De seguir así, tengo casi decidido que a la hora de sufragar demostraré gráficamente mi descontento, o bien me dedicaré a escuchar a alguno de los candidatos rezagados y apostaré a sumarme al 2% de los que no votan por el show y las peleas, sino que añoran propuestas para nuestro país.




sábado, 11 de julio de 2009

SOY UN FUERA DE SERIE

El tiempo libre parece estar íntimamente relacionado con algunas malas prácticas y, producto de mi reciente desocupación, he caído en la tentación. No hay día en que me duerma antes de las tres de la madrugada sin su consumo. Reconozco haber sucumbido ante el poder que ejerce sobre mi voluntad. Sí, soy adicto, adicto a las series Made in USA.


Pero mi informe clínico data de mucho antes. La historia es más o menos así:
Érase una vez un pequeño niño que cursaba los primeros años de enseñanza básica en un colegio céntrico de la capital. Su vida transcurría dentro de los parámetros tradicionales de un infante; mucho fútbol, buenas calificaciones y de vez en cuando algunas peleas, pero un día algo cambió. Todos comenzaron a hablar de un tema particular, un fenómeno extraño al parecer. Él no sabía de lo que se trataba, escuchaba del tema en cada rincón, los compañeros y amigos del barrio lo sabían pero, ¿por qué él no? La desesperación comenzaba a mermar su voluntad, pero un día la respuesta llegó en el momento menos esperado. El televisor de su casa se encontraba prendido, con un volumen notoriamente más elevado de lo común y su hermano mayor parecía atrapado bajo el poder de la pantalla. Sin preguntar de lo que se trataba, se sentó a su lado y comprendió el misterio. Era aquel peculiar personaje, una mezcla de humano con una extraña cola de mono, un pequeño de pelo alborotado, un ser de un mundo fantástico. Era Gokú, era Dragon Ball. De ahí en adelante pasó varios años de su vida esperando el siguiente capítulo, fue en ese momento en el que entró de lleno al mundo de la televisión, se transformó en un adicto.

Ese fue el comienzo de una etapa de somnolencia cognitiva, en otras palabras una etapa donde la televisión pensaba por mí. Pasaba horas viendo las desventuras amorosas de Zack Morris y Kelly Kapowski en la popular serie “Salvado por la campana”, para luego seguir religiosamente al desordenado y caótico Will Smith en “El Príncipe del rap”. En seguida de que los canales nacionales dejaron de emitirlas, superé momentáneamente tal dificultad.


Fueron varios años sin ser fanático de serie alguna, claro está que veía televisión pero de manera esporádica, pero mi libertad fue nuevamente vulnerada con la explosiva y numerosa aparición de series y sitcom norteamericanas. Recuerdo que ya hace cerca de cinco años entró en escena “Lost”, serie que causó furor en nuestro país. La seguí devotamente. Cuando pensé que ninguna podría superarla, aparece “Prison Break” y me desligué de la historia de los perdidos en la isla para adentrarme en el mundo de los fugitivos.

De ahí descubrí “Two and a half men”, sitcom que muestra las peripecias del vividor Charlie Harper, con sus capítulos donde el alcohol, el juego y las mujeres son el condimento perfecto para desencadenar las más graciosas situaciones.

Ahora el por qué del comentario, han dejado de dar tales series en la televisión abierta y la tv pagada está claramente fuera del alcance de un estudiante universitario. Podría bajar los capítulos de Internet como hace la mayoría, pero tengo el gran problema de poseer un computador que está en los descuentos de su vida útil, sería una tarea titánica descargar cada episodio.


Es así como descubrí mi nueva adicción, “Dr. House”, serie que trata de las vivencias de un médico tan brillante como antipático y de las relaciones con su equipo de trabajo y obviamente con la medicina. Mi hallazgo fue por casualidad, cambiando permanentemente de canal. Simplemente me capturó desde el primer capítulo. El gran problema, la emiten casi a las dos de la madrugada, después del noticiero nocturno. Las consecuencias, acostarme tan tarde que al día siguiente me encuentro en un estado de permanente somnolencia, pero la verdad, vale la pena. Creo que hasta que termine mis momentáneas vacaciones forzadas, seguiré con mi karma, con mi adicción.

Ah, otra adicción que lleva muchos más años es el fútbol, pero eso está en otro nivel, sobrepasa cualquier cosa.

martes, 7 de julio de 2009

A REY MUERTO...


“El rey ha muerto”. Ese fue el titular preferido de los principales medios de comunicación desde Jamaica a Noruega, pasando por Canadá, Brasil y obviamente nuestro querido Chile hace ya más de una semana. Pero cuál monarca dejó de existir, el de España o el de algún país árabe. No señor, se trataba de uno mucho más mediático, se trataba de uno polémico como pocos, se trataba del rey del pop. Pero a la partida de Michael Jackson le preceden otros soberanos y de seguro que la lista se engrosará. Al parecer la realeza está al alcance de la mano.


Cómo se llega a obtener el apelativo de rey. Básicamente existen dos formas, la primera destacando de sobre manera en alguna disciplina artística, deportiva, social o empresarial, la otra y claramente la más sencilla, autoproclamándose con tal apodo.

Pero cuál sería el primero, al parecer Elvis Presley. Sin duda revolucionó la industria de la música y llevó al rock&roll a niveles insospechados, desatando locura entre las féminas con sus movimientos pélvicos exagerados (enseñados por Forest Gump cuando ocupaba esos extraños metales en sus piernas) y sus letras alborotadoras para la época. Pero el poder lleva a excesos y el prematuro final de su vida dio cuenta de aquello. Muere por sobredosis.

Una reina que se fue temprano es Diana de Gales, “reina de corazones”. Por qué la llamaban así, sinceramente desconozco la respuesta, de lo que sí tengo certeza es del trágico final de su existencia. Un accidente de tránsito le quitó la vida, tal cual como a Elvis, a muy temprana edad.

La lista aumenta con reyes en el deporte. “O Rei” Pelé (El rey Pelé, sé algo de portugués) el futbolista más grande de todos los tiempos o mejor dicho, uno de los mejores. No se puede olvidar a Maradona, que está en una categoría superior a la realeza, es denominado “dios”. Lo del brasileño es destacable, fue un deportista de elite, era capaz de ganar un partido con sus genialidades y hasta el día de hoy es respetado por todos sus logros dentro de la cancha.

En Chile tenemos otro rey en el fútbol, Carlos Caszely “el rey del metro cuadrado”, futbolista de habilidad extraordinaria, goleador de raza, recordado por sus cientos de goles y por sobre todo, por el penal despreciado en el mundial de España.

Existen tantos soberanos como profesiones y es ahí cuando aparecen los autoproclamados reyes. Un claro ejemplo es el “rey del mote con huesillo”. Tengo infundadas sospechas de que fue el mismo o su esposa quien lo coronó, y seamos sinceros, pocos le pelearán su título de nobleza.

Para no cansarlos con reseñas de cada uno, aquí va una pequeña lista con otros monarcas:

-Xuxa, “reina de los bajitos”
-Madonna, “reina del pop”
-Hanamichi Sakuragi, “rey del rebote”
-Chubby Checker, “rey del twist”
-Luis Dimas, “rey del twist” (a la chilena)
-Álvaro Salas, “rey del chiste corto”
-Arenita, “reina de los pokemones”
-“El rey del ganado”
-“El rey del completo”
-“El rey de las llantas”

Ya lo saben, ha muerto un rey y hoy se le rinden honores a Michael Jackson, uno de verdad, uno que no se olvidará, uno que para bien o para mal, seguirá en el recuerdo de todo el mundo. Reitero, el rey ha muerto.

sábado, 4 de julio de 2009

Copas van, copas vienen



Nos gusta celebrar, eso es seguro. Motivos no faltan para destapar otra cerveza. Y otra, y bueno, otra más no nos hará daño. He pasado por unos meses de festejos constantes, situación que puede explicar, en parte, mi larga ausencia de estos lados. Para que darles un nombre a todos los ron-colas, vodka-naranja y otros bebestibles. Recordar que cosa motivó su degustación es poco recomendable, y a estas alturas un ejercicio mental inútil.

Lo que sí recuerdo es que todo comenzó aquella noche de sábado, (qué día específico, ya ni sé, pero fue hace tiempo) cuando a Matías Fernández y Humberto Suazo se les ocurrió que era bueno ganarle al hasta entonces líder de las clasificatorias, Paraguay, y de forasteros además. Luego pasó Bolivia, con las consiguientes festividades y de ahí en más, todo fue alegría.

El pretexto para seguir en esta vorágine de celebraciones, fin de los estudios. No todos los días se cierra un ciclo académico y seguro que le saqué el jugo. Bueno, jugo fue lo menos que recuerdo haber consumido, pero para el caso da lo mismo. Fueron días extenuantes, no por los exámenes finales, más bien por la serie de actividades extra programáticas que conlleva tal periodo.

Cada compañero se ponía medio sentimental y resultaba casi una falta de respeto al código periodístico rechazar una cerveza. (Sinceramente, creo que el mencionado “código” se puede aplicar a cualquier profesión u oficio para no ser excluyente.) Cada última clase, de cualquier asignatura, llevaba al mismo ritual. Después, la celebración con los más amigos, luego era uno que partía por rumbos desconocidos para consolidar nuestras incipientes carreras, luego festejar un último día en un local, al día siguiente en el otro, posteriormente celebrar que un compañero se atrasó en un ramo, así que podremos celebrar el próximo año también y así, la lista se seguía engrosando.

Un día se festejó por Michael Jackson, algunos en su memoria, devastados por su partida, otros indiferentes y preocupados únicamente de beber más y más, y algunos contentos, recordando la serie de hechos poco claros que acompañaron la exitosa carrera musical del ¿afro americano? Lo concreto es que “Rock whit you”, “Bit it” y el tan célebre “Moonwalker” fueron el centro de atención e inspiración para que un par de bailarines frustrados, y obviamente una vez que el alcohol ya había hecho su trabajo, osaran tratar de igualar tan complejos pasos.

Qué motivos se pueden encontrar hoy. Cada quien tiene uno propio, yo quiero recordar con tristeza al pueblo hondureño, parecía que los golpes de estado habían quedado en el pasado pero un grupo de militares nos trajeron de vuelta a nuestro orígenes.
Esperando una pronta salida a sus conflictos alzo una copa.

PD1: Prácticamente soy periodista, falta la práctica, qué paradoja.
PD2: Por si llegase a leer un periodista debo aclarar que no todos los del gremio toman, algunos son adictos a otras sustancias alucinógenas y otros al café, eso dicen al menos.
PD3: “Rock whit you” no es de los temas más conocidos de MJ pero es mi favorito.